Cementerios del mundo: ritos funerarios y rituales de muerte

Desde La Recoleta hasta el Monte de los Olivos, cuando se trata de ritos funerarios no hay estándar que valga. Visitar algunos de los cementerios más famosos, antiguos y coloridos del mundo basta para comprobar que existen tantos rituales de muerte como culturas diferentes.

 

En las lápidas del cementerio del Monte de los Olivos, de acuerdo con los ritos funerarios y las tradiciones judías en torno a la muerte, las personas dejan piedras en señal de remembranza.

 

Acompañada de flores de cempasúchil, ofrendas en nichos de colores o rasgaduras de ropa, la muerte nos enseña lo que entendemos por vida. Epitafios, incineraciones y mausoleos son algunos de los componentes que, si acaso presentes, nos recuerdan que los ritos mortuorios y los cementerios varían alrededor del mundo.

Visitar panteones prueba que existen tantas tradiciones fúnebres como culturas. Una vuelta por los cementerios de La Recoleta, el Monte de los Olivos, San Luis y Chichicastenango basta para recordar que estamos vivos. Y de paso, aprender sobre temas tan variados como política argentina, vudú en Nueva Orleans y cultura judía.

 

En el cementerio de La Recoleta, el más famoso de Argentina, se encuentra la tumba de Eva Perón.

El cementerio de Chichicastenango, en Guatemala, ha sido nombrado como uno de los más coloridos en el mundo.

 

Cementerio de La Recoleta:
Tumba de Eva Perón

El barrio de La Recoleta, en Buenos Aires, ha sido el hogar histórico de los porteños de abolengo. La burguesía de la capital nacional se da cita en sus teatros, sus cafés y sus librerías. Y el cementerio de La Recoleta, uno de los más antiguos de Argentina, no desentona en absoluto con la exuberancia de sus vecinos de cuadra.

Ubicado en los antiguos jardines del convento de la Orden de los Recoletos, este cementerio abrió sus puertas a principios en la década de 1820. Entre los nombres que figuran en los epitafios destacan pintores, ganadores de premio Nobel y próceres independentistas cuyos apellidos dan nombre a las calles porteñas: Lavalle, Dorrego, Quiroga, Mitre, Avellaneda y Sarmiento, por mencionar algunos.

 

En el cementerio de La Recoleta hay más de 90 mausoleos, tumbas y bóvedas catalogadas como Monumento Histórico Nacional.

 

Considerado uno de los principales atractivos turísticos de Buenos Aires, el panteón alberga a muchos de los políticos y artistas que escribieron la historia argentina de los últimos siglos. Por lo mismo, cerca de cien tumbas en el cementerio de La Recoleta están catalogadas como Monumento Histórico Nacional.

Miles de visitas acuden al cementerio todos los días con el único propósito de ver la tumba de María Eva Duarte de Perón, jefa espiritual de la nación. Con una frase inscrita en su tumba, Evita recuerda que la canción de su musical no es del todo un producto teatral. “No me llores perdida ni lejana, yo soy parte esencial de tu existencia. Todo amor y dolor me fue previsto, cumplí mi humilde imitación de Cristo, quien anduvo en mi senda que la siga”.

 

Más de 20 presidentes argentinos están enterrados en el cementerio de La Recoleta, el primer cementerio público de Buenos Aires.

El cementerio de La Recoleta recibe miles de visitas cada día. Algunos buscan la tumba de Evita, otros el glamour de los ritos funerarios burgueses.

 

Cementerio judío del Monte de los Olivos:
Ofrendas de piedra y llegada del mesías

De los cementerios que aún continúan en uso este es uno de los más antiguos del mundo. Se encuentra en la cima del Monte de los Olivos, una de las cumbres que custodia a la Ciudad Vieja de Jerusalén. En sus suelos descansan personajes que, en su conjunto, fueron testigos de más de tres mil años de historia desde la época bíblica hasta la actualidad.

De acuerdo con la creencia judía, el Monte de los Olivos está reservado para unos cuantos privilegiados que gozarán de ser los primeros en presenciar la llegada del mesías y con ella la resurrección. Entre ellos se encuentran Nahmánides, uno de los rabinos sefaradíes más reconocidos; Eliezer Ben Yehuda, el padre del idioma hebreo moderno, y Menajem Beguin, primer ministro israelí entre 1977 y 1983.

 

En el Monte de los Olivos se encuentra el cementerio judío más grande y antiguo del mundo.

 

Como el resto de Jerusalén, este cementerio es monocromático y está forrado de piedras: las de las tumbas, las de los muros y las que la gente, en señal de remembranza, deja sobre las decenas de miles de lápidas que cubren el sitio. Aunque no está prohibido, extrañamente se ven flores en un cementerio judío. Este no es la excepción.

Quizás por su valor histórico o quizás porque desde él se tiene una vista inmejorable de la Ciudad Vieja de Jerusalén, pero el cementerio judío del Monte de los Olivos suele ser el punto de partida de muchos viajes en la disputada Tierra Santa. Para entrar, los hombres deben cubrirse la cabeza ya sea con un sombrero o una kipá, gorro tradicional judío en forma de cúpula.

 

En el cementerio judío del Monte de los Olivos hay más de 70 mil tumbas. El cementerio ofrece un servicio de búsqueda de lápidas, conocidas como matzevot en la cultura judía.

 

Cementerio de Chichicastenango:
El cementerio más colorido del mundo

Chichicastenango se encuentra 105 kilómetros al noroeste de La Antigua, Guatemala. El pueblo, al que ningún local se atrevería a llamar por su nombre completo, ha ganado fama gracias a su mercado itinerante. En jueves y domingo, las calles de Chichi se convierten en un crisol de artesanías en el que se encuentran máscaras de madera, velas de colores y huipiles tejidos a mano.

El mercado más grande de Centroamérica es el principal atractivo de Chichicastenango, pero no es el único. Cuando no hay miles de personas haciendo su lucha para cruzar una cuadra entre puestos rodantes, Chichicastenango presume sus atractivos de diario. Entre ellos, el que National Geographic y Atlas Obscura catalogaron como uno de los cementerios más coloridos del mundo.

 

El cementerio de Chichicastenango es famoso por sus tumbas y mausoleos de colores. De acuerdo con el rito funerario local, los colores se asignan en función del rol familiar del difunto.

 

Ubicado en la cima de un barranco, el cementerio de Chichicastenango brilla por su paleta de colores. Cada una de las tumbas, desde lápidas discretas hasta mausoleos enormes, está pintada con un color diferente: turquesa para la madres, amarillo para los abuelos, azul para los niños y rosa para las niñas.

A la explosión de color, el cementerio de Chichicastenango suma toda clase de libertades creativas. Las muestras más evidentes tienen que ver con el encuentro de las culturas maya quiché y católica europea. Las menos, con tumbas convertidas en maquetas y decorados con caricaturas lo mismo de Jesús que de los Transformers.

 

De acuerdo con los rituales y tradiciones de Chichicastenango, las tumbas se pintan de turquesa cuando muere una madre de familia.

Uno de los principales atractivos de Chichicastenango es su cementerio, donde se encuentran ritos funerarios de las culturas maya quiché y católica europea.

 

Cementerio San Luis de Nueva Orleans:
Tumba de Marie Laveau, reina del vudú

En las calles de Nueva Orleans, entre clubes de jazz y balcones codiciados, se respira el encuentro de mundos y culturas. Una vuelta por la ciudad y sus tiendas de baratijas basta para encontrar llaveros de saxofones, cabezas de aligatores y sí, también guías básicas para hacer rituales de vudú.

La migración africana trajo consigo a Louisiana, entre muchas otras cosas, un vudú al que se sumaron rasgos del catolicismo criollo. Anunciados entre salsa Tabasco, los rituales para turistas prueban que nada escapa a lógica comercial estadounidense. Dicho lo anterior, la cultura vudú tiene un papel protagónico en la identidad y la historia de Nueva Orleans.

 

El cementerio San Luis 1 de Nueva Orleans es visitado por fieles y curiosos que buscan la tumba de Marie Laveau, la reina del vudú.

 

Mientras que algunos buscan vudú en tiendas de recuerditos, otros buscan recuerditos de la cultura vudú. Quizás por eso, pese a las tumbas al borde del colapso y los paisajes entorpecidos por viaductos carreteros, los cementerios de Nueva Orleans son uno de los atractivos principales de la ciudad.

Tanto locales como visitas acuden al cementerio San Luis 1 en busca de la presunta tumba de Marie Laveau. ¿El motivo? Pedirle un favorcito a la reina del vudú. Las peticiones se complementan pintando letras X sobre el mausoleo, una tradición de origen incierto que se castiga con multas. Nadie sabe con certeza dónde está enterrada Marie Laveau, pero en cualquier caso, ¿quién no muere por conocer el cementerio más antiguo de Nueva Orleans?

 

Tumba de Marie Laveau. Uno de los rituales más esparcidos en el cementerio San Luis 1 de Nueva Orleans es dejar una ofrenda a la reina del vudú.

San Luis 1 es el cementerio más antiguo de Nueva Orleans y también uno de los principales atractivos turísticos de la ciudad.

 

Técnicamente el panteón es un monumento funerario destinado al entierro de varias personas. En América y el sur de España, sin embargo, panteón se utiliza como sinónimo de cementerio.

Curiosidades:

  • En la cultura judía no es común emplear el tradicional QEPZ (en paz descanse). En su lugar se utiliza Z”L (zijronó librajá), una frase en hebreo que significa: que sea recordado con bendiciones.

  • En los cementerios de Nueva Orleans los entierros se hacen sobre la tierra, no debajo de ella. Esto no hace al cementerio particularmente hermoso, solo consciente de su ubicación en una zona de inundaciones.

  • A mediados de 2021 se descubrió, en una cueva en Kenia, el entierro más antiguo del que se tiene registro. La tumba con restos de hace 80 mil años fue bautizada con el nombre mtoto, la palabra swahili para bebé.

  • En la cultura musical hispanoparlante es común encontrar referencias relacionadas con cementerios. Desde el grupo Panteón Rococó y la canción “No es serio este cementerio”, de Mecano, hasta la canción infantil “Las calaveras”.

  • Con base en el sistema internacional de unidades los entierros se realizan a dos metros bajo tierra. Con base en el sistema imperial, el estándar son seis pies bajo tierra, que equivalen a 1.82 metros.


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Publicado el 16 de diciembre de 2021 por Marck Gutt | Don Viajes.
Última actualización: 16 de diciembre de 2021.

Versión editada de una historia publicada en la revista Hotbook, otoño 2014.

El contenido de esta publicación es resultado de viajes realizados con el apoyo del Ministerio de Turismo de Israel y New Orleans & Company.

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